Las religiones de origen africano destacan entre las más practicadas en la isla de Cuba. La llamada Regla de Ocha o santería resulta la más popular y, aunque el estado cubano se declara como laico, su constitución contempla en su artículo 15 que “reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa”.
Sin embargo, tras la subida de los precios en la isla caribeña, ni siquiera la fe religiosa ha escapado a la actual inflación. Un reciente reportaje publicado por el medio independiente CubaNet puso sobre el tapete las cifras actuales que establecen los llamados santeros para cobrar el llamado “derecho” a los ahijados y practicantes. Por ejemplo, una consulta adivinatoria con los caracoles puede llegar a valer entre 150 y 200 pesos, cerca de un dólar o un euro, teniendo en cuenta el cambio informal de la divisa.
Un practicante de la provincia de Villa Clara que se presenta al medio mediante su nombre de Ocha, Olufandei (hijo de Obbatalá) revela que el precio actual para “hacerse santo”, que no es más que consagrarse como sacerdote de esta religión vale más de 115 mil pesos cubanos: “La religión está bastante caliente. Nada más el piso de un santo está entre los 18 mil y los 25 mil pesos”, comentó el religioso.
“El derecho de suelo es el dinero limpio que se le da al padrino como pago por la consagración. Es un dinero que se divide entre todas las partes involucradas en el santo: oyigbona, oba oriaté, santeros levantados hasta los hierberos, desollador de animales, botadores de ebbós y cocineros”. Todo indica que la práctica de la religión yoruba también provee fuentes de empleos a personas vinculadas a esta.
Aumentan los precios de santería en Cuba con inflación
A pesar de los altos precios, santeros entrevistados en el mencionado reportaje confirman que ha crecido el número de iniciados en el último año. “La propia incertidumbre y vulnerabilidad que dejó la pandemia ha condicionado que muchas personas busquen refugio en la Regla de Ocha. El pensamiento generalizado es que, como han subido tanto los precios de todo, es mejor sacrificarse ahora que esperar a cuando todo se ponga peor”, comentó Olufandei.
Muchos de los artículos usados en esta religión son importados desde Miami por mulas que le sacan provecho a cuentas, collares y soperas usadas por los practicantes yorubas. “Las importaciones de artículos religiosos son un negocio redondo”, confesó al respecto Lázaro Leyva, un habanero que promociona sus artículos en grupos de compraventa en internet. “Con lo que vendo me da y me sobra para el pasaje de ida y vuelta”, asegura.
Otra mujer identificada como Leydi del Valle confirma que la religión también se está pagando en Moneda Libremente Convertible: “Como todo en este país, la religión también puede convertirse en un negocio. Muchas casas prefieren hacerles santos o entregárselos a extranjeros y a cubanoamericanos porque el cobro es en dólares”.
“Casi nunca se tiene en cuenta el cambio del mercado negro. Los precios para ellos son diferenciados porque generalmente están apurados por resolver su situación”, narró la santiaguera. Así está la santería en Cuba.
Por otra parte, los santeros cubanos confirman que entre las peticiones más habituales de los practicantes en los últimos meses se encuentran la búsqueda de un “beneficio espiritual” que les permita emigrar con suerte del país o bien prosperar en los negocios para los mismos fines.
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