El sábado pasado, en la edición 19 de los Juegos Panamericanos, las mujeres cubanas del relevo 4×400 metros hicieron historia con una actuación memorable.
Contra todo pronóstico, las atletas cubanas Zurian Hechavarría, Rose Mary Almanza, Sahily Diago y Lisneidys Veitía se colgaron el oro con un crono imbatible de 3:33.15 minutos.
El equipo, que ya había brillado en Silesia 2021 y Tokio 2020, tuvo que superar varias dificultades. La baja de Roxana Gómez, una de sus piezas fundamentales, obligó a cambiar la alineación, según JIT.
También, el calendario de competencias fue un reto, ya que dos integrantes del equipo también corrieron en la final de los 800 metros.
Pero las cubanas mostraron garra. Hechavarría, a pesar de no estar al cien por ciento, completó el primer tramo sin perder mucho. Almanza y Diago, a pesar del cansancio previo, pusieron su empuje para la remontada.
Finalmente, Veitía aguantó el duelo a la campeona mundial de los 400 metros, Marileidy Paulino, y selló el triunfo para Cuba.
El resto de la jornada no trajo más medallas, pues el saltador con pértiga Eduardo Nápoles quedó quinto con marca de 5,40 metros; el lanzador de martillo Ronald Mencía terminó octavo con 71,52 metros y Dacsy Brisón se fue sin marca en el salto de altura.
Los cubanos cerraron el atletismo con siete medallas de oro, seis de plata y cinco de bronce, balance solo superado por los equipos de Estados Unidos (8-5-12) y Brasil (7-10-6).
Es cierto que a la convocatoria no asistieron las grandes figuras del continente en todas las disciplinas. Tal vez el área de lanzamientos fue la de mayor nivel competitivo. Esa es una de las variables a tener en cuenta para cualquier análisis, en todo caso positivo para el atletismo de la Isla.