Desde que Gustavo Petro asumió la presidencia colombiana ha expresado su interés de colaborar con el gobierno cubano. Si la isla les envía médicos, es lógico para ellos que deban responder con reciprocidad, tal y como lo hacen otras naciones de izquierda en la región.
Esta semana la viceministra de Relaciones Exteriores, Nancy Benítez, anunció que Colombia enviaría a Cuba ayuda humanitaria para los afectados del huracán Ian. Varios medios de prensa de corte socialista se hicieron eco de la noticia y afirmaron que sería un monto considerable de mercancía que será recibida por el Mariel.
Específicamente, Colombia trasladará 142 toneladas de ayudas la isla, entre ellas 5.000 kits de cocina, 3.000 kits de noche, tanques de agua, dotación laboral y materiales de construcción, entre otros. La mayoría de los recursos serán destinos a favorecer a cerca de 2.000 familias afectadas que recibirán también colchas, sábanas y utensilios de cocina.
«Se trata de un gesto de solidaridad que no es más que una muestra del afecto que el presidente Gustavo Petro ha manifestado hacia la hermana República de Cuba”, dijo la viceministra colombiana al hacer público el envío.
Sin embargo, el anuncio no fue bien recibido por algunos líderes opositores colombianos que argumentaron que el propio pueblo de Colombia sufre las consecuencias de las decisiones de su actual gobernante.
Colombia ayuda a Cuba
María Fernanda Cabal, una de las principales antagonistas de Petro dejó clara su postura: “toneladas de ayuda en especie para el régimen asesino de Cuba, mientras millones de colombianos no saben qué darán de comer a sus hijos. El Gobierno Petro no es humanitario, sino un amigo de las peores dictaduras”, comunicó la senadora.
No es la primera vez que los líderes opuestos a Petro se pronuncian en contra de las consabidas “relaciones bilaterales” entre ambas naciones.
A finales del año pasado el también senador colombiano José Miguel Santamaría Uribe, del Movimiento Salvación Nacional, protestó por la posible contratación de médicos cubanos y alegó que trabajarían como “adoctrinadores” y pagados “con un billetico sacado del bolsillo de los colombianos” para ayudar directamente a los que dirigen la isla.