Luego de la crisis generada por la pandemia, los cubanos se enfrentan a una crisis alimentaria sin precedente, solo comparable con el período especial, cuando gran parte de la población de las ciudades debió emigrar hacia el campo para llevar un plato de comida a la mesa.
Mucho antes de la llegada de la Covid 19 a la isla caribeña, ya se importaba más del 70 % de los alimentos, situación que ha empeorado en estos últimos meses, sumado a la llamada Tarea Ordenamiento decretada por las autoridades del país.
Este supuesto plan restaurador, lejos de garantizar que los cubanos tengan una alimentación digna, ha incrementado las diferencias sociales entre quienes poseen familiares en el exterior que les envíen remesas y quienes se deben conformar con lo que les expende mensualmente el gobierno mediante la libreta de abastecimiento.
Datos oficiales agropecuarios de Cuba del año pasado, publicados por la estatal Oficina Nacional de Estadística de Información (OEI), confirman un “estancamiento en viandas y hortalizas y disminución del 15% en la producción de arroz”.
Crisis alimentaria en Cuba
Este cereal básico para la mesa de los cubanos también se distribuye de forma normada mediante la referida cartilla, pero apenas se cultivaron 225,8 toneladas el año pasado. Para paliar la situación, el Gobierno ha debido recurrir a las donaciones del producto desde China y Vietnam, aunque tampoco ha sido suficiente para distribuir a toda la población.
La situación con la alimentación en Cuba ocasiona que el pueblo se exponga a largas filas para alcanzar algún producto cárnico o conseguirlo en el mercado negro a expensas de ser multado por recepción ilícita o reventa. Por ejemplo, la producción de carne de cerdo en Cuba cayó un 53,5% en 2021 respecto al año anterior, con apenas 132,9 toneladas conseguidas.
De acuerdo con el economista Pedro Monreal, “las estadísticas oficiales pecuarias de Cuba en 2021 son peores que los datos agrícolas”. Actualmente, existe una “caída de (un) 13,5% en carne bovina y de (un) 53,5% en carne de cerdo. Reducción de (un) 16% en leche fresca y de (un) 10,5 en huevos”. En el mercado ilegal de Cuba, los huevos han llegado a costar 25 pesos cada unidad, además, la isla compra en terceros países la mayor parte de la leche que consume.
El también economista cubano Elías Amor, afirma que “con estos datos, el PIB (Producto Interno Bruto) agropecuario en precios constantes habrá caído más de un 15%, confirmando la recesión del sector y el fracaso de las 63 medidas”.
Al tiempo en que la alimentación se convierte en la preocupación más latente para los cubanos que habitan en la isla y para los que, desde el exterior, envían dinero a sus familiares, el país también atraviesa una de las crisis migratorias más acentuadas de las últimas décadas.
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