Niño cubano vende huevos en la calle para mantener a su abuela

A pesar de que el gobierno cubano se jacta de que los niños no tienen la necesidad de trabajar son varias las historias que confirman la poca veracidad de las estadísticas oficiales
Foto: CiberCuba.
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A pesar de que el gobierno cubano se jacta de que los niños no tienen la necesidad de trabajar son varias las historias que confirman la poca veracidad de las estadísticas oficiales. Son muchos los menores en la isla que se ven obligados a buscar su sustento para mantenerse ellos y sus familias debido a los bajos salarios y los altos precios de los alimentos.

Hace pocos meses trascendió la imagen de un pequeño que vendía boniatos debajo de un puente en La Habana y ahora se confirma otro caso similar de un niño residente en la provincia de Granma que vive en la extrema pobreza.

La denuncia fue realizada por una usuaria identificada como Helen Fuentes quien difundió la triste historia del menor en un grupo de Facebook. Según contó, el niño se nombra Elder y reside en una vivienda precaria de la zona Coreneux. “Por las condiciones de la casa van a saber cuál es. Casa de madera de condiciones infrahumanas”, especificó.

“Ayer una amiga visitó a este niñito que estuvo mucho tiempo hospitalizado, me escribió y me contó la triste historia de él y su abuelita. Me llegó al alma pensar cómo y de qué forma se alimenta este niño y su pobre abuelita”, escribió la internauta en las redes junto a una foto del menor.

Niños cubanos

También contó que este niño estuvo mucho tiempo hospitalizado y que se dedica a vender huevos de codorniz para mantener a su abuela.

“El niño para ayudar a los gastos de su humilde casita vende por las calles de Guisa huevitos de codorniz, hoy lo vi pasar frente a mí vendiendo huevitos, la tristeza me imprimió el corazón, le di solo lo que traía en el monedero 500 pesos”, explicó Helen Fuentes.

Según el testimonio, Elder y su abuela viven en la extrema pobreza: “Su camita está montada sobre bloques. Yo pienso y pienso qué sentirá este niño, qué pasará por su cabecita, cuándo este niño y de qué forma se podrá tomar una malta o comer una galletita. Cada palabra que estoy escribiendo sobre el me desgarra el alma. Ayudemos a este niño”.

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